Los seres humanos contamos con un reloj interno biológico que acostumbra al cuerpo a dormir, levantarse, comer y realizar otras tareas a la misma hora todos los días, comportándose como un auténtico cronómetro celular.

La mayoría de nosotros nos levantamos cuando suena el reloj despertador, pero otros muchos sabemos que es la hora de levantarnos y poco antes de que suene el despertador ya estamos en fase de vigía esperando su sonido medio despiertos.

Nuestro reloj biológico se confunde cuando cambiamos el horario de invierno al de verano y viceversa, ya que durante meses se habitúa a ciertas horas y cuando tenemos que levantarnos una hora más temprano, durante la primera semana parecerá que tengamos mas sueño a pesar de que durmamos las mismas horas.

El reloj interno también controla la actividad molecular de nuestro cuerpo, la reacción inmediata que necesitamos para responder al inicio de una acción determinada como por ejemplo calcular el tiempo en décimas de segundo cuando la situación lo requiera.

Este "instrumento interno" recurre a las facultades cognoscitivas superiores de la corteza cerebral, donde se rige por la percepción, la memoria y el pensamiento consciente.

Aunque determinadas personas son capaces de cambiar su ritmo y realizar trabajos nocturnos, tarde o temprano sufrirán las consecuencias de este cambio de ritmo, y les será imposible dormir por el día de la misma forma que lo hacen durante la noche

Este horario está controlado por el “reloj circadiano”  encargado de regular el hábito diario de dormir por la noche y despertar por la mañana.

Nuestro reloj interno desde que nacemos se pone en marcha y sincroniza nuestro cuerpo con los ciclos de luz diurna y oscuridad nocturna, coincidiendo con los ciclos de rotación terrestre, por lo que tratar de cambiarlos o desconectarlos no hará si no confundirnos durante el periodo de adaptación, tal como ocurre con los viajes intercontinentales donde el reloj interno de las personas tiende a prevalecer y por tanto tras un viaje largo o regreso al punto de partida, tendremos sueño durante el día e insomnio al llegar la noche.

Técnicamente el El jet lag es una descompensación horaria que produce un desequilibrio en nuestro estado de vigía producida precisamente por el recuerdo interno de que es de día o de noche y aparece en las personas cuando viajan de países del Este al Oeste o viceversa.