La dermatitis  atópica es la piel seca y sensible, con tendencia a las crisis de alergia. La piel seca con tendencia a crisis recurrentes de picazón, enrojecimiento, grietas y descamación, caracteriza la piel del atópico (piel atópica).

dermatitis  atópica

La piel seca es más sensible y fácilmente irritable por cualquier agresión. Esto se debe a la alteración de la barrera cutánea, una capa de lípidos (grasa) que forma un manto protector sobre toda la superficie de la piel.

En el paciente atópico hay una alteración en la producción de esos lípidos que hace la barrera irregular, aumentando la pérdida de agua por la piel.

En el momento en que la piel alcanza un nivel crítico de deshidratación, ocurren fisuras y descamación, permitiendo que factores externos irritantes penetren a través de la misma, provocando inflamación y picazón.

Esta deshidratación es más frecuente en las estaciones del año en que hay poca humedad en el aire ambiente, como en el otoño y el invierno.

Las personas con dermatitis  atópica  deben evitar los factores agravantes del resecamiento:

Baño: tomar sólo un baño por día, con la temperatura del agua más amena, evitando esponjas y con gel de ducha específico, orientado por el dermatólogo.

El uso de gel debe restringirse a las áreas con sudoración más intensas y regiones íntimas;

Ropa: algunos tejidos como lana y sintéticos son extremadamente irritantes para las pieles muy secas. Se debe dar preferencia al uso de ropa de algodón, principalmente durante las crisis;

Deporte y ocio: evitar juegos con arena y polvo excesivos. Las piscinas con cloro y otras sales empeoran la sequedad de la piel.

Mantén las uñas cortas, ya que las uñas largas acumulan suciedad y pueden infectar las lesiones.

Para el tratamiento pueden ser usados cremas para pieles atópicas, que deberán ser colocados directamente en la piel.

Lo más importante es cuidar constantemente la piel. Una rutina diaria de cuidado con la piel es esencial.