Ya debes haber oído hablar del Internet de las cosas. Puedes estar seguro: oirás mucho más. El término describe un escenario en el que numerosos objetos de tu día a día estarán conectados a Internet y se comunicarán mutuamente.

internet de las cosas

Pero, ¿qué es exactamente lo que quiere decir?

¿Es necesaria toda conectividad? ¿Cuántos objetos distintos estarán conectados? ¿Cuál es la importancia de esto para nuestro cotidiano?

Haz un rápido ejercicio: trata de recordar los objetos que utiliza para conectarte a Internet.

Smartphone, tablet, portátil, ordenadores. Utilizas al menos uno de estos dispositivos, ¿verdad?

Pero hay otros equipos que se conectan a Internet para realizar actividades específicas.

¿Quieres un ejemplo? Cámaras de seguridad que, por estar en línea, permiten a una persona monitorear tu casa a distancia o vigilar tu tienda cuando el establecimiento está cerrado.

Otro ejemplo: smart TVs. Tal vez tengas una o más: con ellas, puedes acceder a servicios como Netflix, YouTube y Spotify de manera directa, sin tener que conectarlos a tu PC o smartphone.

Ahora imagina un escenario en el que, además de tu TV, varios objetos de tu casa se conectan a internet: nevera, lavadora, horno de microondas, termostato, alarma de incendio, sistema de sonido, lámparas y mucho más.

Es posible que, al menos actualmente, no tengas mucho interés en tener una casa ampliamente conectada.

En este punto de vista, el Internet de las Cosas puede no parecer muy relevante.

Pero es un error pensar que el concepto sólo sirve para el hogar.

Hay aplicaciones no ligadas al ambiente doméstico en que el concepto puede traer ganancia de productividad o disminuir costos de producción.

No podemos mirar la Internet de las cosas como una tecnología única.

En realidad, hay un conjunto de factores que determina cómo se constituye el concepto.

Hay, esencialmente, tres componentes que necesitan ser combinados para tener una aplicación de IoT: dispositivos, redes de comunicación y sistemas de control.

Internet de las cosas más presente de lo que crees

Los dispositivos ya los conoces. Ellos van de artículos grandes, como refrigeradores y coches, a objetos pequeños, como lámparas y relojes.

Lo importante es que estos dispositivos estén equipados con los elementos adecuados para proporcionar la comunicación: chips, sensores, antenas, entre otros.

Las redes de comunicación no escapan de lo que ya utilizas: tecnologías como Wi-Fi, Bluetooth y NFC pueden ser y son usadas para Internet el de las Cosas.

No basta con que el dispositivo se conecte a Internet o intercambie información con otros objetos.

Estos datos deben ser procesados, es decir, deben ser enviados a un sistema que los trate. Como los sistemas de control

Interesante, ¿verdad?