La función de la pasta térmica es llenar pequeñas lagunas y promover un mejor contacto entre las superficies, reduciendo así la temperatura de funcionamiento del procesador. La pasta térmica es una masilla que puede presentarse en múltiples formatos, donde el más común es una especie de líquido muy denso y espeso. 

pasta térmica

Su principal función es servir como conductor de calor y auxiliar en su disipación. Así, ayuda al enfriador a la hora de mantener el procesador a una temperatura adecuada.

Normalmente, los procesadores ya vienen con una pasta disipadora térmica aplicada de fábrica. Sin embargo, después de algunos meses de uso, la pasta invariablemente necesita ser cambiada, pues queda dura, seca y, cuando llega a ese punto, ya no sirve más para lo que fue proyectada. En casos más extremos, el procesador puede incluso funcionar sin ella.

La pasta térmica a favor del procesador

En definitiva, el objetico es servir como elemento físico intermediario entre el procesador  y el disipador, para que el calor generado por el primero pueda moverse a lo largo de la pasta  y llegar al segundo que, a través de sus ventiladores, lo enviará al exterior.

Cualquier ordenador de sobremesa o portátil actual hace uso de pasta térmica, que aunque nunca la hayamos visto se esconde tras el disipador de la CPU. Lo mismo ocurre con la tarjeta gráfica, donde la GPU (Graphics Processor Unit, similar a la CPU pero en la tarjeta gráfica) necesita de este viscoso elemento para conducir el calor hacia el ventilador y disipador.

Algunos chipsets en ciertos modelos de placas base también utilizan un pequeño disipador para extraer el calor.

Si una pasta está en buen estado proporcionará una buena conductividad térmica entre procesador y disipador, haciendo que el calor se mueva correctamente al segundo. 

Respecto del tiempo de reemplazo de la pasta térmica todo dependerá de la calidad de la misma, de la temperatura ambiente, del tiempo de funcionamiento del ordenador, del porcentaje de utilización de la CPU