Seguro que ya te ha pasado de grabar un mensaje de voz y cuando lo vas a escuchar odias tu voz. "Eso es universal", afirma el profesor asistente en el Departamento de Fonoaudiología y Ciencia de la Audición de la Universidad de Illinois, Aaron Johnson.

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No te pasa solo a ti, a muchas personas les pasa lo mismo.

¡Pero calma! Con un poco de práctica,  puedes superar la extrañeza del sonido de tu voz.

Hay dos factores que se complementan para entender por qué no soportas oírla grabada: el factor mental y el físico.

Al hablar o cantar, tus pliegues vocales (sí, son pliegues y no cuerdas) vibran. El sonido que sale depende de varios factores diferentes: la forma y la duración de la vibración, la posición de la lengua y los labios, y así sucesivamente.

La voz pasa por los huesos del cráneo. Y ahí eres capaz de sentir tu propia voz

De todos modos, el cráneo tiene mucho que ver con la extrañeza del sonido de nuestras voces.

Para entenderlo mejor, haz este ejercicio: cuando pones tu mano sobre una linterna, va a ponerse roja, justamente porque las ondas de la luz roja tienen longitudes más largas que azul o verde.

Básicamente, cuanto mayor es la frecuencia de luz, mayor es su poder de transponer objetos físicos. Ahora, piense en tu voz como la luz.

Las ondas más pequeñas se filtran fácilmente a través de los tejidos de nuestro cráneo y de nuestros oídos, por lo que suena más profundo y suave para nosotros, pero las frecuencias en la vida real y en las grabaciones son prácticamente iguales.

Tu cerebro te engaña, haciendo que tu voz parezca más bonita de lo que realmente es.

Para convivir mejor con el sonido de tu voz. El primer paso es acostumbrarte al sonido. Escucha los mensajes grabados en tu smartphone o a través de un micrófono  hasta que se convierta en natural para ti.

Es el famoso Efecto de Exposición y es muy simple: prefieres lo que es familiar para ti.

Puedes usar una grabadora y grabar varios mensajes, así te vas familiarizando con tu voz y no tendrás los sustos que tienes toda vez que escuchas tu voz, como nos pasa a todos.