Según datos de la Dirección General de Tráfico, en España se producen anualmente unos 100.000 accidentes con victimas, de los cuales la mayor parte se dan en vías urbanas aunque son en las vías interurbanas donde se produce la mayor tasa de accidentes mortales.

cámara de seguridad para vehículos cámara de seguridad para vehículos

Por poner un ejemplo, según el Informe de Siniestralidad Vial de la DGT , en 2014 se produjeron 91.570 accidentes, (56.423 en vías urbanas y 35.147 en vías interurbanas).

Del total de victimas que arroja el informe, fallecieron 1.688 personas, 9.574 fueron hospitalizados y 117.058 heridos no necesitaron hospitalización.

Cifras aparte, la realidad es que tras un accidente hay un protocolo de actuación para cada caso, ya que cuando hay víctimas mortales, necesariamente intervienen las fuerzas del orden público y es la autoridad competente, generalmente el juez de guardia quien ordena el levantamiento del cadaver.

Si no hay víctimas mortales, dependiendo de la gravedad del accidente, hasta allí se desplazan los servicios médicos de urgencia o las ambulancias para recoger a los heridos y trasladarlos a los hospitales mas cercanos donde se les hacen una primera valoración y se practican las curas e intervenciones quirúrgicas, se les hospitaliza o se les da el alta o bien se determina el traslado de la víctima a otros hospitales mas especializados.

¿Quien paga los gastos derivados de un accidente de tráfico?

Aunque las víctimas generalmente son atendidas en centros de salud y hospitales públicos, a diferencia de los accidentes domésticos, la atención a las víctimas de accidentes de tráfico no es gratuita.

El hospital emite una factura por los servicios practicados y es la gerencia del centro la encargada de hacer llegar estas facturas a las compañías aseguradoras, aunque si el accidente no está claro y la culpa no está determinada, el caso puede acabar en los tribunales  si las compañías aseguradoras de los vehículos implicados no se ponen de acuerdo.

En estos casos el juez abre unas diligencias previas encaminadas a determinar la culpabilidad de uno o varios conductores, aunque no serán estos sino sus compañías de seguros quienes responderán por ellos civilmente, es decir, pagaran los gastos ocasionados y entre ellos la factura del hospital.

Es decir, si una compañía de seguros ve clara  la culpabilidad de su asegurado, se hace cargo de los gastos producidos a los ocupantes del vehículo asegurado y los producidos a terceros incluidas las indemnizaciones que estos van a cobrar durante los días impeditivos o no que están de baja médica, o en su caso las indemnizaciones en caso de fallecimiento.

Hace años las compañías de seguros tendían a no pagar y preferían ir a juicio porque de esta manera si tenían que hacerlo, desembolsaban el dinero de las indemnizaciones mucho más tarde, pero esto indujo a que la ley cambiara y ahora si deciden no pagar se les exige que depositen una cantidad en la cuenta del juzgado, una especie de fianza cuya única finalidad es evitar que las compañías de seguros vayan a juicio para demorar los pagos.

No echarse la culpa es más común de lo que parece y por tanto, en casos graves es el equipo de atestados de la Policía o Guardia Civil quienes toman declaraciones de forma inmediata y proceden a realizar fotografías y mediciones en el lugar de los hechos.

En algunos casos los peritos que intervienen en el procedimiento reconstruyen los hechos con ayuda de programas informáticos que crean un vídeo de realidad virtual donde puede verse el comportamiento de cada coche, y es precisamente en las pruebas en las que los jueces se basan para determinar las culpas.

En este sentido se vienen recogiendo pruebas de testigos y de las imágenes grabadas con las cámaras para grabar el viaje del coche que son las que se instalan en los parabrisas de los vehículos para grabar todo cuanto sucede durante el viaje.

De hecho, son con estas cámaras de coche con las que graban las escenas los policías desde sus coches patrulla con el fin de que las imágenes sirvan de prueba de las actuaciones policiales, aunque también las llevan para grabar a los delincuentes que persiguen e igualmente sirven como pruebas puesto que lo que graban es la realidad.

Cualquier persona puede comprar una cámara e instalarla en su propio coche, furgoneta, camión o caravana, pues el uso es el mismo para todos los automóviles y lo único que hay que hacer es sujetarla a la luna delantera y conectarla a la toma del mechero si no requiere otra instalación.

Las imágenes que toman estas cámaras resultan determinantes en casos de accidente, sobre todo si no hay ningún testigo que aporte la veracidad, así que no está demás llevar una de estas cámaras en nuestro coche por lo que pueda ocurrir, no solo a nosotros sino a otras personas o vehículos que se crucen en nuestro camino.