La mayoría de tarjetas gráficas se conectan a la placa base de tu ordenador y su utilidad principal es mostrar imágenes en el monitor. Las actuales son capaces de acelerar la creación de imágenes tridimensionales como ves en los juegos y la reproducción de vídeo.

La tarjeta gráfica es la que tiene una conexión de salida para el monitor, para que éste muestre lo que ocurre en el ordenador. Las primeras tarjetas gráficas sólo tenían que mostrar texto.

La cosa se complica un poco más cuando se generaliza el uso de gráficos.

En poco tiempo pasamos de tener cuatro únicos colores con las famosas tarjetas CGA, hasta los 16.7 millones de los actuales modelos.

La tecnología de estos dispositivos ha evolucionado de forma pareja a la de los juegos. Debido a que son los usuarios de este tipo de programas los más dispuestos a invertir dinero en este elemento. 

Antes de elegir una tarjeta gráfica tendremos que evaluar nuestras necesidades.

Si, por ejemplo, somos usuarios a nivel de paquetes de gestión, o programadores, la elección se dirigirá a las tarjetas aceleradoras de Windows, en 2D por supuesto.

Si, por el contrario, el nuestro son los videojuegos o el diseño en 3D hay que buscar una aceleradora 3D.

Actualmente existen chips para tarjetas gráficas muy potentes, la mayoría de las veces con potencia de cálculo superior a la del procesador principal, pero también muy diferentes entre sí.

Hace algunos años, no se le prestaba en absoluto atención a la calidad de la tarjeta VGA. Después de la aparición de la SVGA, fue el punto de partida a la hora de mejorar estas tarjetas, ya que, junto a la evolución de la tecnología en los monitores, cada vez soporta mayores resoluciones al incorporar memorias entre 1 y 3 Mb.