El espionaje es la técnica o práctica para obtener datos o información confidencial mediante métodos que pasen desapercibidos, y para esto entre otras cosas se utilizan teleobjetivos capaces de captar imágenes a larga distancia o grabadoras y videocámaras en miniatura.

walkman usb Nuevo Walkman USB para pasar cintas de caset a formato MP3

Los espías siempre han sido personas infiltradas que tenían fácil acceso a la información que se trataba de buscar, pero hoy en día con las técnicas del control remoto, los automatismos y la minituarización de la electrónica, cualquiera puede convertirse en espía y obtener grabaciones de voz o de vídeo sin ni siquiera estar presente en la escena.

Las primeras grabadoras de voz

La primera vez que pudo grabarse un sonido, y por tanto reproducirse más tarde fue en el año 1857 mediante un aparato revolucionario para aquella época al que su inventor, el francés León Scott bautizó como fonoautógrafo y 20 años más tarde, Thomas Edison inventaría el fonógrafo, precursores del gramófono y del tocadiscos aunque estos dos últimos no permitían grabar sonidos pero si reproducirlos.

Las primeras grabaciones de conversaciones telefónicas

El teléfono lo inventó en 1857 el italiano Antonio Santi Giuseppe Meucci aunque originariamente lo llamó teletrófono pero no se le ocurrió registrar la patente, así que en 1878  fue el científico escoces Alexander Graham Bell quien patentó el primer teléfono del mundo.

Los primeros magnetofones

En el año 1911 se inventó el Triodo, una válvula electrónica de amplificación llamada así porque tenía tres electrodos dispuestos en el interior de una cápsula de vidrio, y su invención dio inicio a la era de la electrónica.

Los triodos permitían amplificar las señales magnéticas y fueron utilizados en la telefonía, la radio y la televisión hasta el año 1960 cuando fueron reemplazados por los transistores.

Gracias a los triodos se pudo crear el primer magnetofón de alambre considerado el primer aparato magnético de voz.

El siguiente fue el magnetófono de bobina abierta que apareció en los años 30 y que como novedad utilizaba un soporte magnético pegado a una cinta de plástico que le daba la fuerza necesaria para pasar de una bobina a otra mientras el aparato grababa o reproducía los sonidos.

Estas bobinas de cinta magnética fueron las precursoras de las cintas de casette y no solo se utilizaron para grabar sonido sino también para guardar datos cuando comenzó la era de la informática.

Los magnetófonos o magnetofones solían tener tres cabezales, uno para borrar, otro para grabar y un tercero para reproducir.

Los tres tipos de magnetofones que se crearon

Desde que se inventaron estos aparatos, se han clasificado en tres tipos distintos:

  • Magnetófono de bobina
  • Magnetófono de cartuchos
  • Magnetófonos de casete

El primero de ellos utilizaba una cinta enrollada en una bobina, que una vez que se ponía en el aparato, esta pasaba a una segunda bobina, es decir, conforme se pasaba la cinta, se desenrollaba de la bobina original y se enrollaba en otra bobina vacía.

Este sistema tenía el inconveniente de que una vez había pasado toda la cinta, había que "rebobinar" para dejar la cinta en la bobina original.

El segundo sistema de magnetófón de cartuchos apareció en el año 1959 y llevaba una cinta magnética sinfín enrollada dentro de un cartucho, y este se colocaba dentro de unas "cartucheras" que las reproducían.

Con la llegada del sistema de cartucho, nacieron los primeros radio casettes de coche y por primera vez los automóviles podían disfrutar de música a la carta porque hasta entonces solo llevaban aparatos de radio.

Las cintas de casettes aparecieron en el año 1963 de la mano de la multinacional Philips y transformó la industria de manera que pudieron fabricarse magnetofones mucho mas pequeños que los de cartuchos.

Estas cintas tuvieron tanto apogeo, que compitieron con los discos de vinilo con la ventaja de que en ellas se podía grabar, cosa que no podía hacerse en los discos, así que se utilizaban para grabar sesiones de música y ponerlas en la discoteca cuando no estaba el disjockey.

Las cintas de casettes que venían grabadas con música y canciones se popularizaron con el nombre de "musicasetes" de las cuales se vendieron millones de unidades, sobre todo cuando se pusieron expositores de cintas en restaurantes y gasolineras, donde los conductores compraban alguna para disfrutarla durante el viaje en los radiocasetes de coche que perduraron hasta la aparición de los CDs.

Aunque las cintas de casette ya prácticamente no se utilizan, si que pueden pasarse a formato digital con un Walkman USB que reproduce y graba directamente en el ordenador el contenido de las cintas en formato MP3 por lo que aunque hayan desaparecido los magnetofones, podremos guardar un trocito de la historia en el disco duro del ordenador.