Nuestra cotidianidad es enmarcada en muchos aspectos por la tecnología y nuestra interacción con la misma, de igual manera evolucionamos con ésta a diferencia de nuestros padres o abuelos, cuya interacción en este ámbito pudo remitirse al uso de la radio o la llegada de la televisión a sus hogares.

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Partamos del hecho de que la tecnología siempre está cambiando, mejorando e innovando. Siempre hemos estado en relación con ésta, puesto que desde la radio hasta los artefactos de realidad virtual, todo construye y constituye el concepto que tenemos para sí misma.

Si para nuestros abuelos, la televisión era el futuro y para nuestros padres, la sociabilidad por medio de redes sociales, construye una nueva idea de comunicación.

Este tipo de elementos forman una extensión de nuestro cerebro y por ende, de nuestras funciones.

Las tecnologías cruzando los limites de aprendizaje 

Es por esto, que para nosotros fue mucho más fácil relacionarnos con un ordenador y hacer uso de éste, que nuestros padres, quienes aún tras muchos intentos y clases, han logrado adaptarse a este tipo de artefactos.

Pareciera que las nuevas generaciones no poseen dificultad alguna con los dispositivos que en algún momento nos dieron dolores de cabeza, es más, por Youtube abundan los vídeos en donde muestran un bebé no mayor a 3 años jugando tranquilamente con el teléfono móvil o Tablet de sus padres, ¿por qué es esto?

Tal vez se trate de memoria heredada de manera genética, o tal vez es la cercanía de cada persona a tan temprana edad con estos artefactos a diferencia de nosotros, que logramos adquirir un televisor o computador a edades mucho más avanzadas.

Puede simplemente que sea la capacidad y desarrollo del cerebro humano hace que la forma de adquirir conocimiento sobre algo en específico, sea mucho más eficaz y por lo mismo, cada generación aprende mucho más fácil y rápido aquellos artefactos y elementos novedosos que vienen con el tiempo.