El verdadero champán o champaña es un vino blanco espumoso producido en el noreste de Francia, en la región de Champán, a través de la fermentación de la uva a través del método champenoise, comenzando con los monjes Don Pérignon y Mons. Ruinart.

Su proceso de fabricación es largo y caro, siendo prácticamente el mismo de siglos anteriores.

La principal alteración en el proceso de producción fue introducida por Nicole Ponsardin.

La viuda de Felippe Clicquot, que desarrolló un método para retirar toda la levadura de la botella.

Más noble de los espumosos, el Champán recibe este nombre por su proceso riguroso de fabricación y por ser fabricado con obligatoriedad en la región de Champagne.

Así, todos los vinos que tienen espuma son llamados de espumantes.

Las burbujas del Champán nos fascinan a todos

Un buen espumante presenta burbujas finas y persistentes; sus aromas limpios recuerdan pan, levadura y un poco de frutas; en la boca, muestra buena acidez y cremosidad, además de un sabor suave.

Se considera un vino ligero ideal para el clima cálido y para la playa, ya que no posee un alto contenido de alcohol.

En cuanto a la temperatura, el espumante debe estar entre 6ºC a 8ºC, un buen champán a 10ºC y  12ºC.

El tiempo de quince minutos en el hielo en una champanera o en una cubitera es suficiente, además, no se debe llevar al congelador.

Abrir la botella de la manera correcta, es simple; observa que la tendencia del tapón es salir, entonces empuja el tapón contra el cuello y gira la botella.

Cuando compruebes que va a salir, echa la botella un poco hacia el lado en la dirección opuesta.

Después de abierto deberá ser consumido el mismo día, pues el contacto del líquido con el oxígeno, ocasiona la oxidación.

Y para acompañar unas bellas copas hará toda la diferencia, un set de copas romántico por ejemplo, sin duda será un momento que ningún brindis pasará desapercibido.

Una manera original de celebra el amor.